Agosto 2015
Nací en el Barrio del Roto Chileno y me siento orgullosa de ello.
Recuerdo con nostalgia mi niñez en los días previos a la Fiesta preparándonos para juntarnos con los amigos y amigas a presenciar los juegos y alentar a los que se animaran a subirse por ejemplo "al palo encebao". Estudiábamos en el Liceo Catedral-Chileno.
Era muy importante llevar un poco de dinero para comprar helados, sombrillas de papel y otras novedades que ofrecían los vendedores que se instalaban alrededor de la plaza desde temprano.
Los feligreses asistían a la misa de 12 que oficiaba el cura Araneda. Mi familia no podía asistir porque el cura nos echó de la iglesia cuando pusimos un afiche de Allende en la ventana de nuestra casa.
El día entero lo pasábamos en la plaza disfrutando de diversas actividades o tan sólo recoger las flores rojas del ceibo y ponérnosla de nariz. Llevábamos nuestros patines y los amigos que tenían bicicletas nos daban vueltas a la plaza afirmados de la parrilla trasera.
Cuando fuimos más grandes, al atardecer bailábamos en la fuente de soda de la esquina de Sto. Domingo con Libertad, que sacaban a la calle el Wurlitzer y le poníamos monedas para bailar nuestra canción favorita. Recuerdo haber elegido canciones de Brenda Lee, Elvis y Neil Sedaka.
Tarde en la noche, la fiesta se acababa con fuegos artificiales. A esa hora se plegaban a la fiestas nuestros padres que venían a buscarnos a mí y a mis dos hermanas, no sin antes invitarnos a un Hot-Dog y una Coca Cola, en un bar frente a la Plaza por la Calle Libertad, donde se juntaban los adultos a jugar cacho.
El día pasaba volando, pero lo habíamos pasado “caballo” como se decía en aquella hermosa época.
1 comentario:
ME ENCANTÓ ESTA VIVENCIA PERSONAL QUE DEJAS EN ESTA CARTA, CREO QUE TODOS TENEMOS QUE ESCRIBIR DE ESTE IMPORTANTE TIEMPO EN LA MEMORIA DE CHILE Y COMO VIVIMOS NOSOTROS ESE MOMENTO ÚNICO EN NUESTRAS VIDAS. MUCHAS GRACIAS TE FELICITO POR DARLE LUZ A ESTE RECUERDO.
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